Blue Jack Sail | Avistamiento de ballenas Visita en grupo

¡Qué puedo decir! Una experiencia increíble. No era la primera vez que hacíamos este viaje, pero este capitán sin duda superó a todos los demás. La capitana Marta era increíble, muy bien informada y logró avistar ballenas piloto de forma ética, lo que nos permitió acercarnos mucho a ellas en sus propios términos. La comida estuvo genial, los lugares para nadar fantásticos y la experiencia, de principio a fin, fue increíble. Solo éramos seis en el barco, así que no había aglomeraciones, empujándonos ni bloqueando la vista. Mereció la pena ese pequeño extra. Incluso desplegamos las velas y aprendimos a aprovechar al máximo el viento disponible; una experiencia excelente.

Un día fantástico navegando con Alex. Mucha información, un barco precioso y una comida y bebida excelentes. Encontramos algunas ballenas piloto y también tortugas marinas. Luego fondeamos en una pequeña bahía para nadar antes de regresar. El velero con 12 personas no se sentía nada abarrotado; fue un viaje muy privado.

Maravillosa mañana de navegación, con el patrón Mauricio, conocedor y experimentado, con condiciones perfectas durante nuestra travesía de 3 horas.
Había varios otros barcos haciendo algo similar y sus capitanes comparten información, con alguna rara excepción (!), por lo que el seguimiento de grupos de ballenas y delfines residentes está casi 100% garantizado.
¡Y no nos decepcionó!
Después de 45 minutos, encontramos nuestra primera manada, con el macho liderando el camino y cinco hembras siguiéndolo: mágico.
Tras pasar aproximadamente un cuarto de hora junto a ellos, nos trasladamos a una segunda manada, más grande, de una docena. No había ningún macho a la vista. Este se sumergía a 1000 metros para capturar alimento (calamares gigantes) para su familia y luego regresaría a por ellos. El grupo incluía dos crías recién nacidas, una de las cuales probablemente nació en las últimas 24 horas, por lo que su madre la apoyaba para respirar y aprender a nadar por sí sola.
Pasé más tiempo con ellos, pero siempre manteniendo una distancia segura y respetuosa.
Mauricio movería su yate un poco más adelante, lo que les permitiría venir hacia nosotros, algo bastante encantador.
Después, regresamos a una cala apartada y amarramos en una boya para un almuerzo ligero. Tuvimos la oportunidad de nadar, pero con solo 21 °C, declinamos cortésmente y regresamos a puerto.
Lo recomiendo encarecidamente y recomiendo probar un yate en lugar de un crucero a motor. Hay tres catamaranes grandes con capacidad para más de 100 pasajeros; éramos cuatro en nuestro viaje, lo que nos da muchas más posibilidades de interactuar con la tripulación, que es de una sola persona.